La localización de Galicia en el occidente de Europa y entre el medio templado y el subtropical le confieren una inestabilidad atmosférica particular.
Está sometida a la influencia de la circulación general de las latitudes medias con una gran variabilidad de los estados de la atmósfera. Esta influencia varía debido a los factores geográficos regionales y locales.
El relieve y los caracteres térmicos del océano crean nuevas estructuras en las capas bajas de la troposfera, acentuando o atenuando algunos elementos de variabilidad como la desviación de los flujos o las deformaciones de las superficies de continuidad. La temperatura del océano influye en la transferencia de energía océano- atmósfera, creándose situaciones de inestabilidad. El distinto comportamiento océano- continente determina un régimen de brisas marinas que pueden, en el verano, modificar incluso la dirección de los vientos dominantes de la circulación general. Con estas brisas se atenúa el contraste térmico océano- continente y tiende a aumentar la nubosidad.
La disposición meridiana (N- S) del relieve provoca una ralentización de los flujos del O, deformaciones de los frentes y desviaciones de las líneas de corriente. Por ello, las vertientes expuestas a las masas húmedas concentran las precipitaciones y la nubosidad, y las de abrigo y las depresiones interiores aparecen como enclaves alejados de la influencia atlántica.
Es tal la influencia de la orografía que Galicia se sitúa, por su relieve, entre las regiones más lluviosas de Europa occidental a pesar de su proximidad a la zona subtropical.
En nuevas entradas del blog, iremos desgranando todos los matices del clima de Galicia.
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Bibliografía:
– V.V.A.A.: Geografía de Galicia, Tomo I
La Opinión, A Coruña, 2000
